jueves, 7 de junio de 2012

Ataúdes, Cáncer y Cucarachas

informa que el ataúd de Chávez está listo. Se dice que los caballos que van a empujar la urna le pertenecen a Alejandro Andrade, ex militar y ministro de Finanzas. Esto viene en los talones del reportaje del galardonado periodista Dan Rather de que el cáncer de Chávez ha entrado en su “etapa final.” ¿Cuánto tiempo le queda al Comandante? ¿Días? ¿Semanas? ¿Un mes? Nadie puede decir con seguridad.
Más tarde, Quinctius nos dio aún más información sobre el estado de Chávez, afirmando que los exámenes recientes han arrojado “nada alentador, todo aterrador, PET dice que todo sigue avanzando a paso de vencedores, nódulos de pulmón como 2 metras, no me gusta nada.” Esto simplemente confirma lo que hemos informado antes – que el cáncer metastásiso de Chávez se ha extendido a sus pulmones.
Por otra parte, Lucio, junto con otros en Venezuela, están cantando la letra de “la cucaracha”, una canción infantil popular que narra la historia de una cucaracha que ya no puede caminar. Muchos están utilizando la vieja canción de manera satírica, lo que implica que Chávez (la cucaracha) ya no tiene el uso de sus piernas. En la actualidad, Venezuela no deja de hablar en este tono, lo que confirma la incapacidad de Chávez para caminar, informado a principios de esta semana.
No importa qué canción se cante, parece claro que el fin de Chávez vendrá pronto, y que las personas cercanas a él ya se están preparando para el día después de que pase. Seguramente se puede esperar un tributo funeral de igual fuerza y esplendor que los 12 años de gobierno del Comandante.
Pero no es el día después de la muerte de Chávez por el que realmente deberían preocuparse los venezolanos. Se trata de los días y semanas que vienen después, que traerán la mayor incertidumbre. En primer lugar, dependiendo del día preciso de la muerte de Chávez, una serie de cuestiones constitucionales empañaran la imagen de quien legalmente asumirá el control después de él.
Observadores habituales de esta saga se han dado cuenta sin embargo, que las leyes realmente sólo juegan un papel consultivo en esta materia. Las deliberaciones reales sobre quién sucederá a Chávez ya se están produciendo, mientras la parte superior del PSUV lucha por la supremacía y por el favor de los Castro. Los afiches Diosdado para Presidente parecen una historia cómica, pero imaginemos por un momento lo que este tipo de noticias realmente significan: el secreto de Chávez ha creado una atmósfera tan temperamental que incluso una broma sencilla ha dado lugar a un torrente de especulaciones acerca de si Cabello se está preparando para tomar el control. Se ilustra la verdad de que muchos hombres poderosos se esconden detrás de Chávez, cada uno creyendo que tiene derecho al poder del Comandante. La ley no decidirá este debate, sólo los hombres lo harán. Y en este momento, ninguno parece estar dispuesto a comprometerse.
Así que el verdadero miedo que enfrentan los venezolanos no se refiere al día en que Chávez muera, sino sobre quien llenará el vacío de poder que ha dejado su muerte. En efecto, tal vacío ya se está formando. Con Chávez pasando casi todo su tiempo oculto de la vista, hay poco de qué hablar, aparte de lo que viene después. De hecho, Chávez ha estado ausente de la vista durante tanto tiempo que un comediante ha sugerido que el PSUV puede enviar a un Chávez “clon” o “robot” en su lugar para inscribirse en las elecciones de octubre.
Por supuesto, si Chávez y el PSUV hubiesen sido honestos con Venezuela sobre su condición, es probable que un plan de transición ordenado ya estuviese puesto. La homóloga de Chávez en Argentina tuvo el coraje de decirle la verdad a su pueblo; los funcionarios electos en Colombia han llegado a considerar una ley para manejar situaciones similares. Una ley que garantizará que la burla que está pasando ahora gracias al liderazgo presidencial venezolano no suceda en su país.
Para Venezuela, sin embargo, esa esperanza no se mantiene. Chávez y el PSUV eligieron el camino de la propaganda y la manipulación, y son los venezolanos los que tendrán que pagar el precio


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