A lo largo de la semana pasada hemos visto inteligencia significativa
sobre lo que el futuro de Venezuela probablemente parezca. Ahora
sabemos que el cáncer de Chávez ha seguido avanzando a pesar de varios tratamientos
rigurosos e incluso su propia campaña ha comenzado a planificar para las
elecciones sin el Comandante. Cuba y hasta China han empezado a
imaginar su acceso privilegiado a los recursos venezolanos desaparecer, y
aún más importante, el ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, será nombrado el próximo vicepresidente
de Venezuela.
No es ningún secreto que este nuevo nombramiento le da Maduro la luz
verde hacia la presidencia. Con tantas posibilidades y tan pocos
indicios del gobierno, durante meses nos hemos preguntado, quién podría ser el sucesor de
Chávez. Y al fin parece que tenemos una respuesta, la pregunta ahora
es, sin embargo, ¿quién tomó esta decisión y dónde fue hecha? Con
Chávez medicado, luchando contra la depresión, y tan débil que no pudo ni aparecer en público o asistir a
uno de sus eventos preferidos, lo más probable es que se pueda
persuadir fácilmente. Y con un Comandante que pasa la mayor parte de su
tiempo en Cuba, esta importante decisión probablemente no fue hecha en
casa. ¿Entonces quiénes son los personajes que probablemente lo
empujaron en dirección a Maduro?
Es probable que Cuba y el régimen de Castro hayan tenido la última
palabra sobre esto. Evidentemente, no es un secreto que Chávez y Castro
tienen un vínculo especial, uno tan fuerte que Chávez puso su lealtad antes de su propia salud. El
régimen cubano no tiene ningún deseo de ver 100,000 barriles de
petróleo al día desaparecer inmediatamente. Es más, están conscientes de
que mientras el poder se transfiera a su aliado más fuerte, o al
llamado “hombre de La Habana“, esto nunca va a suceder.
Mientras que los demás miembros de nuestra lista de sucesores tenían sus
propias tácticas, Maduro sabía que el camino hacia el corazón de Chávez
era a través de los Castro. Como ministro de Relaciones Exteriores, ha
pasado mucho tiempo en la isla, pero aún más importante, es el único que
entiende la importancia de convertirse en el enfermero oficial de
Chávez. Gracias a este papel, pasó incontables días con Castro y Chávez,
demostrando su lealtad hacia la revolución socialista, llegando a participar en las muchas reuniones celebradas a puertas
cerradas. En esencia, un ensayo general en la diplomacia de Castro.
Y para Fidel y Raúl, está claro que el diablo que conoce es mejor que
lo(s) que no.
Esto no quiere decir que los aliados de Venezuela, como José Vicente
Rangel, el Rasputín de su revolución, o miembros del alto rango de las
fuerzas armadas no desempeñen algún tipo de papel en esta decisión. Lo
más probable es sí. Pero está claro que nunca habría pasado sin la
aprobación de Cuba. Una decisión que debería haber tomado lugar en casa,
con la opinión de todos los dirigentes del PSUV, fue trasladada a una
isla extranjera. Recientemente hemos informado sobre la inconstitucionalidad del régimen de Chávez, este
veredicto sin duda se puede agregar a la lista. Para un presidente que
claramente cree que todo en el país le pertenece al pueblo, está claro
que la prioridad es la única cosa que no.
Los militares que ayudaron a Chávez en su intento de golpe de 1992 y
los miembros del PSUV que han estado a su lado a través de las
diferentes elecciones presidenciales se ven obligados a pasar a un
segundo plano, detrás de los dirigentes de otra nación. Quienes tienen
la suerte de asistir a determinadas reuniones en Cuba podrían haber
aportado ciertas opiniones, mientras que el resto permanece en Venezuela
y espera lo desconocido. Con Maduro, ¿cambiarán las cosas? Lo más
probable es que si pase la mayor parte de su tiempo en Venezuela, pero
la influencia de Cuba no se va a ninguna parte, especialmente ahora que
fueron ellos los que le dieron la presidencia de Venezuela.
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